Sunday, March 11, 2007


A continuación, un cuento que recibí alguna vez y conservé para compartirlo algún día. Llegó el momento.
La vaquita

Un maestro de la sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vió a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le comentó al aprendíz sobre la importancia de las visitas, también de conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que tenemos de estas experiencias.
Llegando al lugar constató la pobreza del sitio, los habitantes, una pareja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y razgadas, sin calzado; entonces se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó: En este lugar no existen señales de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen usted y su familia para sobrevivir aquí?
El señor calmadamente respondió: "Amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los dias. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros generoso alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, ..., para nuestro consumo y así es como vamos sobreviviendo."
El sabio agradeció la información, contemplo el lugar por un momento, luego se despidió y se fue. En medio del camino, volteó hacia su fiel discípulo y le ordenó: "Busque la vaquita, llevela al precipicio de alla enfrente y empujela al barranco."
El joven espantado vió al maestro y le cuestionó. Mas como percibió el silencio absoluto del maestro, fue a cumplir la órden. Así que empujó la vaquita por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedo grabada en la memoria de aquel joven durante algunos años.
Un día el joven resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar y contarle todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos. Así lo hizo, y a medida que se aproximaba al lugar veía todo muy bonito, con arboles floridos, todo habitado, con carro en el garaje de tremenda casa y algunos niños jugando en el jardín.
Espantado el joven entró corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hace algunos años con el maestro. Elogió el lugar y le pregunto al señor (el dueño de la vaquita): "¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?"
El señor entusiasmado le respondió: "Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió; de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, así alcanzamos el exito que sus ojos vislumbran ahora."

Thursday, March 08, 2007


Con quienes a diario comparto... !Mis compañeros de trabajo!

¿Cuántas veces hemos visto el reloj con desánimo cuando, al despertar, vemos que ha llegado la hora de salir a trabajar?, o ¿Cuántas veces lo hemos visto ansiosamente en espera de que la aguja pequeña marque el 5 y la grande el 12?.. Creo que la mayoría!

Hoy, con entusiasmo, le comenté a mi amiga Jaclin lo contenta que estaba porque terminaba un curso que estoy haciendo desde hace 3 meses. "¿Y por qué te alegras?, ¿y tus compañeros?", me interroga. No tuve respuesta.

!Cuántas veces perdemos el enfoque hacia las cosas realmente importantes!

Hoy, al final de mi clase, la última del curso, empezamos todos a compartir los correos electrónicos, a repetirnos expresiones de gratitud y buena suerte. En ese momento pensé en la pregunta de Jaclin y me dije: "Claro, me hará mucha falta estar en este lugar y compartir con esta gente". Tal vez no volvamos a estar todos juntos nuevamente, en la misma circunstancia, pero esa fue la ocasión que se nos regaló: Para compartir, para aprender uno de otro...

Por eso pienso en ellos, con quienes comparto a diario, con quienes almuerzo, a quienes escucho con sus afanes laborales; los que hacen chistes malos, los que no paran de hablar o de cantar o de quejarse; con los que traen siempre una noticia...mis compañeros de trabajo.

!Bendiciones pa' ustedes!

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